domingo, 11 de julio de 2010

¿?


Tenía agujas clavadas en un brazo, por los que recibía probablemente el suero, conectada a sondas y aparatos que desconocía; un tubo enorme que estaba en su boca y otro sellado con cinta a su nariz. Era aterrador, tuve una sensación, una sensación egoista, propia, mezcla de rabia y desesperación. Lo que tenía frente a mis ojos era una hermana moribunda, el fin de muchos de sus sueños. De pronto sentí vergüenza y empecé a llorar, mi hermana se podía morir...

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