miércoles, 10 de agosto de 2011

Sola.

Si, esta vez me la ganó, la fuerza de la ciudad y su gente, su rara antipatía y rechazo. No pude adaptarme, y tampoco quería hacerlo, sin embargo si lo intenté, aún no sé porqué, igual eran tres años acá, no podía hacer menos que despertar cada día, ir a un colegio que no me agradaba, porque ya no comparto con nadie, todo se fue fragmentando, cada año, cada vez más, muchos se fueron, otros se quedaron pero se alejaron y yo lo hice también. Rompí en llanto cuando me di cuenta de la soledad en que me encontraba, en los recreos, en los almuerzos... lo único que quería era llegar a casa, comer algo, y dormir, pero no lo hacia, tengo que llegar a mi casa apurada porque debía ir al pre o estudiar o quizás hacer una tarea o leer. Este mes pasado no fue tan solitario, ya que alguien estuvo conmigo, y de verdad me sentí plena, aunque en el colegio no lo estaba, porque sabía que había alguien que quería hablar conmigo, que me estaba esperando y me amaba.
No aguanto por irme, de verdad irme lejos de aquí, y sé que no todos son como las personas que me he cruzado, he conocido a personas maravillosas y que de verdad valen la pena, pero lamentablemente el día a día se me hace muy difícil, hay pequeños detalles, pequeñas peleas, y cosas que molestan e incomodan y me hacen sentir pequeña al lado de todos, igual creería que por muchos años la gente me pasó a llevar, y es una herida que aún no sano, soy muy vulnerable y frágil, aunque a veces mi carácter no lo exprese así, si me dices algo que apunta justo a mi dolor o la forma en que lo digas, me quebraré como un vaso de vidrio cuando cae contra el suelo, siempre fui muy introvertida y lo sigo siendo; de a poquito me he abierto al mundo, y creanme que ha sido un trabajo lento para mí y muy cruel, me he caido miles de veces, y me paro con lentitud para no volver a caer, porque no quiero volver a rasparme las rodillas o los codos, o la cara. Que difícil es abrir los ojos ante la realidad, a la verdad que vivo día a día, y que no quería ver para no sentir el abismo que cae una persona en la soledad, pero sí, aquí me siento mal, es desagradable para mí estar en esta ciudad y lo siento si a alguno de los lectores diverge con mi opinion, no es mi intención ofender, pero sí expresar lo que siento, porque puedo desahogarme, por lo menos con unas palabras cibernéticas, y unos lectores virtuales que no conozco.
Ahora lo que hago es poder aguantar cada día, cada hora, sin pensar en la verdad, sin pensar que me siento sola aunque esté rodeada de gente, de escuchar música para que me relaje y me desconcentre o de dibujar o hacer algo y no pensar, no pensar que... que...

No hay comentarios:

Publicar un comentario